Competencia y trampa

Mi hijo tiende a hacer trampa cuando juega. ¿Qué debemos hacer?

Hacer trampa es el resultado de la competencia. En nuestra cultura, con pocas excepciones, la competitividad es un lugar común y, de hecho, se premia. Los niños aprenden que perder es malo y, especialmente en los primeros años escolares, su deseo de hacerlo bien es muy fuerte.

A medida que los niños juegan entre sí, con frecuencia ocurrirán trampas. En los primeros años hay muchas rupturas de reglas y conflictos en estas luchas entre compañeros. Observe cómo los niños juegan juegos de mesa o juegos de cartas, y reconocerá la competitividad, el esfuerzo y el aprendizaje social que tienen lugar y, a veces, se desvían hacia las trampas. Sin embargo, a medida que los niños crecen y se acercan a la adolescencia, este comportamiento es mucho menos tolerado por sus compañeros y, por lo tanto, algunos niños son etiquetados como tramposos. Un sentido de justicia tiene un valor más alto en estas relaciones con pares mayores.

Si su hijo hace trampa

Si se enfrenta a una situación en la que su hijo ha hecho trampa, debe tener en cuenta muchos factores, incluido el grado de presión al que está sometido para ganar o hacerlo bien, y sus propios antecedentes con respecto a la competencia. Los niños tienden a hacer trampa, o establecer sus propias reglas, cuando participan en juegos o tareas escolares que son demasiado complejas para ellos. Si usted u otras personas en su vida esperan que siempre se desempeñe muy bien, entonces hacer trampa puede convertirse casi en un mecanismo de autodefensa bajo la tensión de esta tremenda presión. Puede sentir que no tiene otra salida que hacer trampa como medio para lograr el éxito. Así, el final se vuelve mucho más importante que el proceso.

Además, considere el ejemplo que su entorno familiar le está brindando a su hijo. Si usted o su cónyuge hacen trampa de vez en cuando, tal vez negándose a devolver demasiado cambio que les dieron en el supermercado, o tal vez incluso hablando de falsear sus impuestos sobre la renta, esos son los valores morales que están enseñando. Sea sensible a los ejemplos que da; usted puede ser un modelo a seguir importante para la prevención de las trampas. En gran medida, la disposición de su hijo a hacer trampa está relacionada con los valores con los que se le educa.

Cómo ayudar a su hijo

Para un niño en la mediana edad, los padres deben identificar y lidiar con cualquier episodio de engaño para enseñarle el bien y el mal. Por ejemplo, si lo atrapan haciendo trampa en la escuela, un fenómeno común, siéntese con él y discuta la gravedad de esta infracción. Hable sobre los tipos de estrés y presiones que puede estar sintiendo, incluidas sus propias expectativas de éxito. El castigo excesivo por estas fechorías rara vez es útil.

Los juegos familiares en los que interviene el azar pueden enseñar a los niños a competir entre sí sin hacer trampa. Bajo su atenta mirada, su hijo puede ser guiado hacia una conducta apropiada y una sana competencia.

Cuándo buscar ayuda adicional

Un niño que tiene un problema crónico de hacer trampa, o que es etiquetado como tal en la escuela, puede necesitar más ayuda. A menudo, hacer trampa es un síntoma de una lucha emocional interna o de problemas con los compañeros que deben abordarse. Puede encontrar ayuda de un consejero de salud mental o una clínica de orientación infantil.