Hábitos comunes de la infancia
Las causas de los hábitos siguen siendo desconocidas. Su naturaleza repetitiva sugiere que cumplen un proceso calmante o calmante para el cerebro. Curiosamente, incluso en la edad adulta, muchas personas se aferran a algunos de estos rasgos reconfortantes en momentos de estrés:chuparse las puntas de los lápices o los dedos, tirarse los lóbulos de las orejas, tocarse el cabello.
Hábitos comunes de autoconsuelo
Estos son algunos de los hábitos de autoconsuelo más comunes de la niñez intermedia que preocupan a los padres:
- Chuparse el dedo
- Mecer el cuerpo
- Golpearse la cabeza
- Morderse las uñas
- Rascado de cutículas
- Girar el cabello
- Masturbándose
Superar ciertos hábitos
Algunos hábitos de autoconsuelo, como chuparse el dedo y mecerse el cuerpo, comienzan en la infancia y se desvanecen gradualmente en la infancia media. Durante estos años intermedios, la mayoría de los chupadores de pulgar limitarán su succión a la privacidad de su hogar, a la hora de acostarse, mientras miran televisión o cuando están molestos. A menudo, este comportamiento va acompañado de otros vestigios de años anteriores, como acurrucarse con una manta.
A medida que los niños maduran y desarrollan un mayor autocontrol y autocomprensión, la costumbre de chuparse el dedo desaparece, con mayor frecuencia entre los 6 y los 8 años. Además, con el aumento de la presión de los compañeros, los niños tienden a asumir un mayor dominio sobre su comportamiento.
De manera similar, un pequeño número de niños de mediana edad exhiben el comportamiento normal de mecerse para dormir en la cama. Pueden acurrucarse en una posición de rodillas contra el pecho y mecerse con tal vigor que la cama tiembla e incluso golpea las paredes hasta que se duermen profundamente. Algunos niños giran la cabeza hacia adelante y hacia atrás, a veces golpeándose contra la pared. Aún otros se sientan y se mecen. Por más inquietantes que los padres puedan encontrar estos hábitos inusuales, los niños pueden exhibirlos todas las noches para poder dormir. El movimiento rítmico parece necesario para calmar o calmar el sistema nervioso central en la transición de la vigilia al sueño.
Otros hábitos "molestos"
Morderse las uñas, pellizcar las cutículas, girar el cabello y hurgarse la nariz también son hábitos muy comunes y molestos de la niñez, que se desarrollan entre los 3 y los 6 años. Este comportamiento puede continuar durante la infancia media y quizás más. Al igual que otros hábitos de autoconsuelo, reducen la tensión, "pierden el tiempo" y parecen estar fuera de la conciencia o la conciencia.
Frecuencia e Intensidad
La frecuencia y la intensidad de estos hábitos tienden a ir y venir, a menudo sin explicación aparente o intervención de los padres. Algunos observadores han notado que el niño que se muerde las uñas o se hurga las cutículas a menudo causa sangrado o dolor; quizás esta consecuencia natural juega un papel importante en la eventual desaparición del hábito. En cualquier caso, estos hábitos frecuentemente se desvanecen con el tiempo.
Administración versus Castigo
Como primer paso en el manejo simple de los hábitos de autoconsuelo de su hijo, ¡ignórelos! Lo más común es que desaparezcan con el tiempo. Cuando les llame la atención con palabras ásperas, burlas o castigos, la tensión que supuestamente alivia el hábito aumentará y el hábito empeorará. El castigo no es una forma eficaz de erradicar hábitos.
Sin embargo, ignorar estos hábitos puede ser un proceso difícil para la mayoría de los padres. Después de todo, si la madre o el padre encuentran un hábito irritante o frustrante, ignorarlo no hace que los sentimientos desaparezcan. Aun así, trata de ocultar tus comentarios negativos y espera a que el hábito desaparezca.
Si su hijo se chupa el dedo o se muerde las uñas, es posible que esté interesado en superar el hábito y, por lo tanto, cooperará con sus propios esfuerzos para lograr ese objetivo.
Intente usar estas técnicas:
- Cuando note que su hijo no está haciendo el comportamiento durante períodos prolongados, recompénselo de alguna manera acordada.
- Use agentes de venta libre, como compuestos de sabor amargo que se pueden colocar en los dedos o las cutículas, para recordarle a su hijo cuándo comienza a morderse o chuparse el dedo. Este enfoque tiene una tasa de éxito relativamente baja, pero es simple y, con la cooperación de su hijo, puede ser una estrategia eficaz. Pregúntele a su farmacéutico acerca de estos productos.
- El refuerzo positivo es la forma más exitosa de producir un cambio en el comportamiento. Acentúe y recompense el nuevo comportamiento que desea que se adopte. Los gráficos estelares y las recompensas diarias son muy útiles.
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