Baja tolerancia a la frustración en los niños:9 formas comprobadas de desarrollar resiliencia

Causas | Señales y Efectos | 9 formas comprobadas de ayudar a los niños a mejorar la tolerancia a la frustración

Qué es la baja tolerancia a la frustración

Tener una baja tolerancia a la frustración (LFT) es una incapacidad para regular las propias emociones cuando se enfrenta a la adversidad, la pérdida de control o las metas bloqueadas. Los niños con poca tolerancia a la frustración suelen mostrar irritabilidad, arrebatos emocionales o berrinches cuando las cosas van mal.

Estos niños a menudo carecen de regulación emocional. Debido a su desregulación emocional, generalmente se los malinterpreta como voluntariosos, malcriados o con derecho. El resultado es que muchos de ellos no reciben la ayuda que necesitan para desarrollar habilidades adecuadas de afrontamiento y regulación.

Causas

Algunos bebés se frustran más fácilmente que otros debido a su temperamento innato. Los bebés que se frustran fácilmente tienden a ser menos atentos y más activos. Usan estrategias de autorregulación menos efectivas para regular su reactividad emocional.

La frustración es una reacción emocional compleja. Es causada por la interacción de múltiples circuitos cerebrales involucrados en la regulación emocional. Los científicos encuentran que algunos niños con LFT tienen déficits dentro de estos circuitos neuronales.

Los niños aprenden a autorregularse mediante la co-regulación con sus padres durante su primera infancia. La crianza cálida y sensible está fuertemente asociada con la regulación de las emociones de los niños pequeños.

Un padre cariñoso puede brindar consuelo y apoyo a los niños que están experimentando situaciones frustrantes o aterradoras. Sin embargo, la crianza punitiva y dura puede empeorar la agresión y la desregulación emocional de un niño.

Aunque la presencia de baja tolerancia a la frustración no es necesariamente el resultado de una crianza deficiente, puede contribuir a que empeore.

Señales y Efectos

Los bebés que se frustran con facilidad muestran un patrón de emociones negativas y angustia ante la novedad.

Muestran más signos físicos de frustración, como golpes o patadas, y comportamientos más centrados en la frustración. Estos niños tienen un umbral más bajo para la angustia. Pueden ser vistos como quisquillosos, poco autosuficientes e intolerantes al cambio. Se necesitan menos desencadenantes negativos para que estos bebés lloren más.

Los niños mayores con LFT tienen una dificultad crónica y extrema para lidiar con la frustración. Pueden tener rabietas infantiles que no son apropiadas para el desarrollo. Tales niños tienden a ser inflexibles. Las críticas, el fracaso y la presión son más difíciles de manejar para ellos.

Los niños LFT suelen ser vistos como niños desafiantes o niños explosivos porque tienen más tendencia a ser agresivos, antisociales y delincuentes. También es más probable que les vaya mal en la escuela debido a más problemas de comportamiento y menos habilidades sociales.

Las reacciones de los padres hacia estos niños suelen ser menos comprensivas y receptivas. En situaciones estresantes, la disciplina dura o la falta de capacidad de respuesta pueden exacerbar la ira y la frustración.

Cómo ayudar a los niños a mejorar la tolerancia a la frustración

Tolera la baja tolerancia a la frustración de tu hijo

Cuando un niño tiene un colapso total debido a cosas pequeñas, es difícil que los adultos tengan empatía. Incluso podemos creer que su comportamiento desafiante es intencional.

Sin embargo, es importante que mantengamos la calma y les mostremos cómo superamos nuestra propia frustración. .

La regulación de las emociones no es algo con lo que nacemos. Los niños aprenden a desarrollar tolerancia a la frustración al observar que los adultos regulan la suya.

Debemos mostrarles cómo hacerlo en la vida real, no solo hablar de ello.

Utilice una crianza cálida y receptiva

Un estilo de crianza cálido y receptivo permite a los niños desarrollar vínculos seguros con sus padres. Ayuda a los niños a aprender a regular sus emociones.

La calidez en la crianza también se asocia con un desarrollo cerebral saludable en niños y adolescentes.

sintonizar con su frustración

Para que los niños aprendan la regulación emocional, deben experimentarla por sí mismos. El problema es que los niños no nacen con autorregulación, por lo que primero debemos ayudarlos a obtener esta experiencia.

La sintonía emocional es una de las formas más rápidas y efectivas de ayudar a los niños frustrados a regular sus sistemas nerviosos.

Sintonía significa expresar las mismas emociones que el niño a través de palabras, expresiones faciales y lenguaje corporal, pero de manera controlada para que el niño pueda ver que usted las comprende.

Por ejemplo, puede fruncir el ceño y decir en un tono ligeramente estresado:"Estás muy frustrado porque no puedes abrir la caja".

Este gesto empático es un proceso de corregulación que es esencial para desarrollar la tolerancia a la frustración en los niños.

Preparar y practicar para la frustración potencial

Estar decepcionado puede ser una experiencia muy frustrante. Es aún más frustrante cuando no lo esperas.

Algunos niños con una tolerancia a la frustración muy baja pueden tener dificultades incluso para lidiar con la idea de sentirse decepcionados. Es mucho mejor abordarlo con anticipación que si el problema real los golpea inesperadamente.

Un niño que no puede controlar o tolerar su creciente frustración no puede pensar racionalmente sobre sus acciones. Es posible que no tengan idea de cómo hacer frente en este momento.

Si advierte a su hijo sobre algo que puede frustrarlo y practica cómo manejarlo, es posible que pueda controlarse mejor en el calor del momento.

Sin embargo, esto no funcionará de la noche a la mañana. Construir esos circuitos neuronales reguladores en el cerebro de su hijo requiere mucha práctica. Sigue practicando con ellos y apoyando su aprendizaje.

Enseñar habilidades para resolver problemas

Ser incapaz de lograr tus objetivos, junto con un sentimiento de impotencia, conduce a la frustración. Un enfoque proactivo para resolver problemas puede reducir la frustración de los niños.

Ayúdelos a encontrar diferentes formas de crear un resultado diferente a pesar de la situación frustrante. Deles ejemplos de momentos en los que usted u otros tengan dificultades similares y supérelas.

Busca señales de hambre o cansancio

Algunos niños pueden ser más propensos a frustrarse a la hora de la cena debido al hambre.

Según un estudio, los niños a los que se les da azúcar cuando se les asignan tareas desafiantes tienen menos probabilidades de frustrarse.

Coaching emocional

Para evitar futuras crisis en los niños mayores, enseñe a su hijo a manejar la frustración. Hable con ellos sobre sus emociones cuando estén tranquilos. Permítales hablar sobre sus sentimientos y escuche atentamente. Hablar de las emociones con los niños en lugar de descartarlos puede ayudarlos a desarrollar la autorregulación.

El entrenamiento emocional de los padres les enseña a los niños a reconocer sus emociones y les brinda estrategias de afrontamiento para situaciones estresantes.

Entrenamiento para padres

Las investigaciones muestran que combinar la capacitación en habilidades de resolución de problemas para niños con la capacitación en gestión de los padres produce resultados significativamente mejores para ayudar a los niños a manejar su frustración.

La capacitación en manejo de padres se enfoca en las prácticas de crianza de los niños, las interacciones entre padres e hijos y las contingencias que pueden apoyar el cambio de comportamiento en niños que se frustran fácilmente.

Psicoterapia y ayuda médica

La poca tolerancia a la frustración es un síntoma común en los niños con TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) o trastorno del espectro autista.

Algunos de ellos pueden experimentar emociones extremas en situaciones difíciles. Para mejorar sus habilidades de regulación emocional, estos niños pueden requerir intervención médica.

Si la discapacidad en los niños está afectando significativamente su calidad de vida o la de sus familias, los padres pueden buscar la ayuda de profesionales médicos y de salud mental.


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