Cómo preparar a su hijo para el pediatra
Una visita al médico puede ser traumática para los niños pequeños. Los adultos a menudo olvidan lo aterrador que puede ser sentarse en un consultorio médico, y es posible que los padres no se den cuenta del estrés por el que pasan sus hijos.
Es importante que los padres preparen a sus hijos antes de cada visita al pediatra. Ya sea que la visita sea para tratar una enfermedad o lesión o simplemente para prevenirla, la preparación adecuada puede marcar una gran diferencia y ayudar a que su hijo se relaje. Aún más importante, acostumbrar a su hijo a visitar al médico ahora puede evitar el miedo y la ansiedad en años posteriores.
Si bien es normal que los niños pequeños experimenten algo de miedo y ansiedad cuando visitan al pediatra, la participación de sus padres puede contribuir en gran medida a aliviar el malestar emocional. Los padres deben tranquilizar a sus hijos y hacerles saber que no hay nada que temer. Con el tiempo, el miedo asociado con una visita al médico debería disiparse y algunos niños pueden incluso comenzar a esperar con ansias sus visitas.
Una de las mejores cosas que pueden hacer los padres es ser honestos acerca de qué esperar cuando visiten al pediatra. Los padres deben brindar a sus hijos la mayor cantidad de información posible, desde cómo es la oficina hasta qué implica el examen.
Los padres no deben hacer promesas que puedan romperse el día del examen. Por ejemplo, las mamás y los papás pueden tener la tentación de asegurarles a sus hijos que la visita no le dolerá, pero una sola inyección o extracción de sangre seguramente romperá esa promesa. En cambio, los padres deben dar a sus hijos la mayor cantidad de información posible; si saben que habrá una inoculación, compartir esa información con anticipación puede disminuir el miedo y la ansiedad.
El juego de roles en la seguridad del hogar también puede aliviar la ansiedad y la incomodidad. Jugar a la relación médico-paciente con muñecos y figuras de acción puede reducir el miedo y hacer que el niño se sienta más seguro. Si el baúl de juguetes del niño incluye un botiquín médico, los padres pueden usar los instrumentos simulados para imitar el examen y mostrarle al niño que realmente no hay nada que temer.
Los padres también pueden tranquilizar a sus hijos recordándoles que estarán allí durante toda la visita. El niño puede temer que lo abandonen y tenga que pasar por la experiencia solo. El simple hecho de asegurarle al niño que no estará solo puede reducir la ansiedad y hacerlo sentir mejor.
Una vez finalizada la visita, los padres pueden hacer que sus hijos se sientan mejor con un regalo especial o un juguete nuevo. Darle a un niño ansioso un osito de peluche con bata blanca o un nuevo botiquín de juguete es una excelente manera de crear asociaciones nuevas y más positivas para futuras visitas médicas. Cubrir la marca de la aguja de una vacuna nueva con una venda de cara sonriente puede hacer que el niño se sienta mejor y darle algo que esperar en la próxima visita.
Es posible que los padres no puedan eliminar todo el miedo y la ansiedad asociados con una visita al pediatra, pero pueden hacer mucho. La forma en que un niño se siente acerca de visitar al pediatra puede influir en las futuras visitas médicas de ese joven e incluso en su salud a largo plazo.
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